El relato ancestral atribuye a CKURI – Viento Gran Espíritu – el legado de la lengua y el conocimiento, los cuales fueron transmitidos de generación en generación gracias a la acción mediadora de chamanes y magos. Es esta acción creadora la que ha inspirado al equipo de trabajo, en pos de alcanzar equilibrios dentro de la práctica del montañismo, el gozo en el ejercicio de las artes visuales y la puesta en valor de nuestro patrimonio cultural y natural; a través de la re- interpretación de la fuerza simbólica de la montaña a través de la fotografía autoral, facilitando su exposición desde su integridad histórica, cosmogónica y natural; visibilizándola como símbolo de identidad y pertenencia regional.
Para nuestros pueblos originarios, las altas cumbres ocupan un lugar de privilegio dentro de su cosmogonía; definiendo creencias y practicas rituales que perduran hasta nuestros días. Concebidas como aquel lugar donde habitan los espíritus y moran sus ancestros, asumen la condición de lugares sagrados o santuarios de altura, que las comunidades respetan y velan por su conservación y permanencia en la memoria colectiva.
Cada montaña tiene una historia que narrar; de misticismo y humanidad; que responden a un ser único integrador de la realidad que les rodea, que entrega explicación a los fenómenos de la naturaleza; y a su vez ha cultivado el encanto hacia lo desconocido y a la contemplación de la belleza elemental de la nieve, las rocas y el hielo.
Nuestro trabajo en su primera etapa centra su mirada en el Territorio del Alto Loa a fin de visibilizar la memoria, las historias locales, la naturaleza y la personalidad de cinco montañas del Territorio del Alto Loa: Ollague, Aucanquilcha, Miño, Paniri y Cerro Toconce, resultando todo en una invitación a visibilizar lugares agrestes e indómitos, inexplorados, difíciles de llevar al imaginario tangible y que encierran un significado mayor.
Sean parte de nuestra cordada; que a través de la fotografía autoral busca compartir con el observador la experiencia de los elementos y las sensaciones del entorno, como un conjunto; donde lo salvaje y lo sublime se fusionan, ya que desde las alturas no sólo se ve más, también se ve mejor.